
1.- Es bueno parar un momentito. Centra tu atención en la vista. Contempla un paisaje, una flor, un detalle. Con tranquilidad, con asombro.
2.- Centra tu atención en el oído. Escucha los sonidos del ambiente que te rodea, los sonidos de tu cuerpo, durante algunos segundos.
3.- ¡Vendrán pensamientos! Sin dialogar con ellos, déjalos pasar. Sin criticarte, sin juzgarte y de nuevo lleva tu atención al oído, serenamente.
4.- Repite estos ejercicios en algún rato perdido, a lo largo del día para calmar la irritación, la tensión, el desasosiego.